(2016 - 2020)
Al Rusio del barrio lo conocimos cuando nos cambiamos a una casa en Buin.
Con su peculiar desplante nos venía a saludar y hacerse amigo de la Pelu y del Ícaro.
Ese invierno en el que te conocimos, no teníamos muy claro si adoptarte o no. Serían 3 bocas que alimentar. Pero un día lo hicimos así que entraste a la casa. Por lo tanto recibiste un buen baño. Te dejaste lavar y secar, no sé si era porque querías quedarte con nosotros o porque no tenías idea de lo que pasaba. Yo prefiero pensar en la primera, ya que con el tiempo lo baños se hacían más difíciles.
Resulta que al terminar ese baño, sacudiste tu frondoso pelo que brillaba con los rayos del sol. Y esa melena con esa cola parecían tener vida nuevamente. Esa sacudida te dio tu nombre: Zorro de Darwin.
Ahora había que domesticarte, así que te pusimos un arnés y la manada completa se subió al auto. Partimos a la Quinta Normal.
Como Houdini te sacaste el arnés varias veces por lo que teníamos que perseguirte.
Ese paseo tuvo sabor agridulce. Frustración, miedo y dudas. Y luego carcajadas nerviosas, todo debido a que decidiste seguir a tus otros amigos (Ícaro y Pelu) a saltar un murito que resultó ser una caída de 2 metros o más. Nunca entendimos porqué quisieron volar ese día.
Eso sí, volamos juntos como familia y te extrañamos todos los días.
Marco, Maria José, Sofía, Ícaro, Higo.
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