Compartiste con nosotros por mas de 17 años, llegaste a Coyhaique en Marzo del 2004 desde Quilpué, posteriormente a contar del 2005 nos establecimos en Coquimbo, viajamos juntos a muchos lugares, compartiste con nosotros el crecimiento de nuestros Hijos como una integrante mas de la Familia, podría escribir un libro completo con los momentos que estuvimos unidos, sin embargo me detendré para hablar de ti de lo importante que fuiste ya que nos diste consuelo, alegrías, compañía y mucho pero mucho amor, eras muy tranquila, sociable, amorosa, tierna, te gustaba tomar sol a la entrada de la puerta de la casa, participabas de todo lo que se hacia en casa, te gustaba tenderte en invierno al lado de la combustión lenta, te gustaba colocarte a la entrada de la puerta de calle a esperarnos como también para despedirnos cuando salíamos, saltabas de alegría cuando regresábamos, en fin eras un ser que lo único que sabía era entregar amor sin esperar nada a cambio.
Por todo lo anterior, fue una difícil decisión tener que dejarte partir, por el amor que siempre te profesamos te debimos hacer dormir lo hicimos sin egoísmos pensando en ti, en todo el amor, compañía y armonía que nos entregaste, no fue una decisión fácil pero era lo que correspondía porque no debías sufrir, te marchaste tal cual como llegaste en paz, te pudimos acompañar y asistir en tus últimos minutos de vida para emprender tu viaje final, ahora transitas por lugares que me son desconocidos pero en paz y armonía. Agradecemos el tiempo compartido fuiste un regalo grande que nos entrego la vida, gracias por todo el amor entregado, te amamos, siempre estarás entre nosotros con tu recuerdo hoy y siempre.
Besos, amor y cariños para ti.
Familia Mardones-Ojeda
25 de febrero del 2021
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